a.
b.
Hacia ti, queridísima, mis brazos
como [
] tú los pintaste, se dilatan,
como [] dos blancas [
] ramas que, del tronco,
se alargan contra
el viento del olvido [
].
Mis
manos van a tus delgadas
manos [
]
que ignoran el carnal, curvo abandono,
que atraviesan la vida y sus anhelos
con la pura dureza de las alas.
Voy a buscarte para que escapemos
a nuestro mundo o elementos amigo
suelta nuestra melena y nuestras colas
surcando los albures de la espuma [
].