Las lecturas de tabaquería, un oficio con fuerte raigambre en la cultura popular, han sido declaradas hoy como Patrimonio Cultural de la Nación Cubana […].
El hombre lee mientras sus compañeros trabajan, argumenta, lo hace en voz alta y lleva de ese modo momentos de esparcimiento e instrucción a los que, sin mirarlo y concentrados en lo que hacen, se aplican sobre la hoja delicada y oscura del tabaco. […] Esa lectura, además de entretenimiento, pasó a ser tribuna de ideología y cultura filosófica de muchos trabajadores del tabaco.
Los lectores ilustraban con obras de Emilio Zola, Víctor Hugo, Balzac, Cervantes, Carlos Lobeira, Alejandro Dumas, Shakespeare. La gama de autores célebres, extranjeros o cubanos era amplia, rica en calidad y variada en temas, hasta florecer marcas con nombres como Romeo y Julieta.