El pueblo gitano y España llevan prácticamente 600 años manteniendo una relación compleja. En efecto, cuando el pueblo gitano se asentó en España fue bien acogido, pero poco a poco fue mirado con cada vez más desconfianza. Sus singulares tradiciones así como su mala fama vehiculada por unos prejuicios tenaces alteraron las buenas relaciones e incluso llevaron a su persecución. Pese a algunos avances, el pueblo gitano, que es la minoría más importante del país, sigue sufriendo de los prejuicios y discriminación generados por el desconocimiento. Sin embargo, este pueblo también sigue inspirando a la sociedad y a los artistas españoles y luchando por ser reconocido e integrado. Para ello, el pueblo gitano se ha ido adaptando a las nuevas pautas sociales y lucha por brindar nuevas oportunidades.