No tiene patente1 y nadie reclama su invención, sin embargo la noria ha sido uno de los ingenios hidráulicos que ha hecho que la vida de mucha gente sea mejor a lo largo y ancho de todo el mundo2
durante siglos. La noria3 de agua. Porque esas eran las primeras norias que con el tiempo han dado lugar a las grandes ruedas, habituales en ferias y
fiestas populares, y algunas de ellas parte del paisaje inconfundible de muchas ciudades. [...]
El origen árabe del nombre hace pensar, en un primer momento, que este sea precisamente el origen de la noria. Ellos fueron los máximos impulsores de este invento, pero sus raíces4 se encuentran, con casi total seguridad, en culturas anteriores. [...]
La utilidad de las norias ha sido de lo más diverso a lo largo de la historia, y casi siempre con el fin de facilitar diversas tareas. Muchas de estas norias todavía las podemos ver en funcionamiento. En España
son muy populares, por ejemplo, en la huerta5
murciana6, o para mover los cada vez más escasos7
molinos de cereales en diversos puntos de la geografía española.
Pero la historia daría una vuelta a partir de 1859. Ese año nacía en Illinois George Ferris, un ingeniero especializado en la industria del ferrocarril, que a partir de 1893, y con motivo de la Exposición Universal de Chicago, inauguró su obra maestra. Una noria de 80 metros de altura y de 76 de diámetro, que, a diferencia de las conocidas hasta ese momento, tenía simplemente fines lúdicos.