Era el Oriente que entraba en Europa […]. En dos años se enseñorearon de lo que luego costó siete siglos arrebatarles. […] El principio de la libertad religiosa […] iba con ellos. En las ciudades dominadas, aceptaban la iglesia del cristiano y la sinagoga del judío. La mezquita no temía a los templos que encontraba en el país: los respetaba, colocándose entre ellos sin envidia ni deseo de dominación. Del siglo VIII al XV se fundaba y se desarrollaba la más elevada y opulenta civilización de Europa en la Edad Media. […] Y en esta fecunda amalgama de pueblos y razas entraban todas las ideas, costumbres y descubrimientos conocidos hasta entonces en la tierra; todas las artes, ciencias, industrias, inventos y cultivos de las antiguas civilizaciones, brotando del choque nuevos descubrimientos y creadoras energías. La seda, el algodón, el café, el papel, la naranja, el limón, la granada, el azúcar venían con ellos del Oriente, así como las alfombras, los tisúes, los tules, los adamasquinados y la pólvora. Con ellos también la numeración decimal, el álgebra, la alquimia, la química, la medicina, la cosmología y la poesía rimada. […] Aristóteles reinaba en la famosa Universidad de Córdoba.