Llevaba tres meses exactos trabajando en el instituto y aún se quedaba perplejo en ocasiones ante la inteligencia, la belleza y la elegancia de sus alumnas. Algunas veces resultaba casi inquietante, sobre todo cuando las niñas no tenían más de diez o doce años y sin embargo se comportaban ya como perfectas adultas sin perder por ello cierta picardía1 ingenua que las confirmaba como preadolescentes. [...]
En la tercera entrevista con la directora, después de la visita al instituto y de haber entrado a varias de las clases, ya de vuelta2 en el despacho, le había preguntado casi sin aliento3: «Pero ¿de dónde sacan ustedes a esas niñas tan maravillosas? ¿De quién son hijas?»
Frau Direktor Messerschmitt le respondió con una leve sonrisa de orgullo4: «Son huérfanas5, como sin duda habrá podido imaginar. El mundo está lleno de niñas no deseadas, de todas las etnias y casi todos los niveles sociales. En muchos lugares de este planeta tener una hija es una desgracia6, de modo que las abandonan, o las descuidan7 si enferman8 o las asesinan sin más. Nosotros tenemos scouts que buscan las mejores, quince por año, y nos las traen para que las eduquemos después de haber pasado su primera infancia en nuestra guardería.»
Y eso, ¿por qué? preguntó Carlos perplejo. ¿Qué ganan ustedes con ello?
«Se habrá dado cuenta de que, a pesar de toda la lucha feminista llevada a cabo9 desde el siglo XIX, las mujeres siguen estando por debajo de los hombres en casi todo; es decir, siguen siendo mantenidas por
los hombres en puestos que en muchas ocasiones están por debajo de su valía10. Y mucho peor, siguen siendo explotadas, esclavizadas, maltratadas, mutiladas, asesinadas. Nosotros queremos cambiar eso.
Esa lucha, perfectamente justificada se apresuró11 a añadir- ¿no habría que llevarla adelante12 en el Parlamento?
También. Por supuesto. Eso es lo que se hace en todos los países civilizados. Las leyes ya no aceptan ningún tipo de discriminación por causa de género, pero usted sabe muy bien que en la mayor parte de los casos de discriminación nunca se trata de cuestiones legales. [...] El mundo sigue siendo de los hombres y, por eso, LILITH, nuestro instituto se creó hace ya cuarenta años para formar mujeres excepcionales que poco a poco y, con mano izquierda13, como se decía antes, van ganando influencia en los ambientes más altos. Es un proceso altamente complejo. Ya lo irá comprendiendo, si se queda con nosotros.